lunes, 21 de octubre de 2013

Una pasión inexplicable



Cuesta entender por qué uno se empeña en tratar de darle explicaciones a ciertas cosas que realmente no la tienen.
Trato, intento, busco la explicación de por qué hoy, lunes 21 de octubre, llegando al final del año lectivo, entrando a un mes lleno de parciales y finales, estoy sentado mirando videos, leyendo un poco sobre el amor de mi vida, dejando de lado un trabajo practico de la facultad, dejando de lado por un rato a mis amigos, a mi familia, a mi trabajo y por qué no a mis problemas, o mjor dicho a mis otros problemas.
¿Por qué?
No te gastes, es la pregunta que me hago hace años, que trato de resolver cada vez que me pongo a filosofar sobre el amor, la amistad, la familia o sobre los sentimientos más puros y profundos que un ser humano puede sentir.
¿Con que beneficio?
Tampoco te gastes en eso, porque eso es el amor y es lo único que se y tengo claro de ello. El amor más puro y genuino es aquel que sentir por algo que no te da nada a cambio. Es aquel sentimiento que te genera la necesidad de dar todos los días lo que más podes, sin esperar algo de vuelta.
¿Con que necesidad?
No lo sé, pero sucede. Te enroscas como decimos ahora, te embroncas, sufrís, lloras, te alegras y sos la persona más feliz del mundo. Es la necesidad de devolverle un poquito de todo lo que alguna vez le dio a tu abuelo, a tu viejo, a vos y lo que le va a seguir dando a tus hijos y tus nietos. Es la necesidad de cumplir la promesa que llorando hiciste alguna vez, es esa sensación en el pecho que sentir en cada grito en ese templo hermoso.
Hoy dejo todo de lado antes de dormirme, porque sos en lo que pienso antes de dormirme, y en lo primero que pienso cuando me despierto. Hoy siento que todos mis problemas están marcados por algo que va más allá de la plata, las relaciones, los amigos y la familia. Hoy exploto al verte así, partido al medio, hundiéndote una vez más. Hoy, estallo de bronca y me siento una vez más a escribirte a vos, tratando que estas palabras cambien un poco tu situación actual, tratando que las cosas mejoren y podamos volver a sonreír. Hoy te escribo una vez más, porque sos mi mayor inspiración, porque lo que te estoy diciendo a mí, me sale del corazón. Las manos se deslizan sobre el teclado como una gambeta, mis dedos acarician las teclas como acariciaba el botín de Ruben Paz a la redonda. Ayer, hoy y siempre, se me hace imposible no estar pendiente de vos y mucho más cuando estás mal, porque lo prometimos siempre, alentarte cuando menos lo merezcas porque será cuando más lo necesites. Entonces, acá me tenes Racing, dejando la garganta en la tribuna hace unos domingos y escribiéndote un lunes por la noche cuando el laburo y la facultad me deberían saturar la cabeza, pero no. Nada de eso. Todo esto es relleno si vos estas mal, todo pierde un poco de sentido, es todo un poco más gris estos días.
Y ahora vuelvo a replantearme una de las primeras preguntas. Esta vez le encuentro una respuesta que no logra darle una explicación razonable a este asunto y creo que por eso me enamoro todos los días un poco más, porque Racing es eso, una pasión inexplicable.-


jueves, 6 de junio de 2013

La Perla - Mar del Plata - Argentina



Después de una semanita movida, de mucho nervio, de mucha ansiedad pero hermosa a la vez, no tengo más opción que sentarme a escribirte a vos.
Muchos no van a entender lo que significas en mi vida y en la de muchos enfermos que sufren, ríen, gozan y lloran por vos. Muchos no van a entender nada de lo que acá se exprese, pero se que somos más los que compartimos este hermoso sentimiento. Somos muchos los que sentimos a tu gente como nuestra familia, los que sentimos tan propia la villa como el patio de nuestras casas, los que dejamos muchas cosas de lado por vos, para alentarte, para entrenar, para jugar, para acompañar. Somos muchísimos los que sufrimos al estar lejos tuyo, sin poder ponernos esa camiseta con tanta gloria.
Empiezo a escribir y la una enorme cantidad de recuerdos se me vienen a la mente. Desde recorrer 40 cuadras en bici para entrenar en bomberos, hasta dar la vuelta en la cancha del rojo. Las primeras prácticas en el club, las primeras amistades. Eso, las amistades. Por sobre todas las cosas esta la amistad y te lo digo yo que ante la propuesta de irme a jugar a Cadetes, a Juan Schneider, con 13 años le respondí que no se gaste, que yo iba a jugar en Norte porque tenía a mis amigos ahí. Y no me equivoque eh, esa 91 era un grupo unido, era un grupo que tiraba para el mismo lado siempre, con los gritos del viejo Atilio o con las historias del mumi y potter, cuando cualquiera se tiraba a trabar una pelota con la cabeza cuando la perdía un compañero y mucho más cuando había que defender a las piñas al mismo, sea con quien sea, en la cancha de quien sea, siempre apoyando y bancando al que tenía la aurinegra puesta.
Los clásicos de visitante, pero mucho más los de local. El clásico que erre un penal, pero mucho más el que clavé un gol de chilena que le dedique a Monzon. Los vestuarios de algarabía y los que cerraban un ciclo, entre llantos e impotencia.
Las tardes de sábado que te tocaba quedar afuera del banco de primera y la tarde que contra Racing en cancha de River me toco debutar en primera. Los entrenamientos en bomberos, donde las paredes las tirabas con las piedras que había por toda la cancha y los lujos de villa marista, donde la pelotita rodaba y rodaba. El vestuario de la villa en invierno, con el techo de chapa que goteaba, la luz que se prendía con una escoba mojada y las peleas de vestuario contra vestuario.
Los partidos fáciles contra Libertad o Los Andes, pero mucho más esos domingo que le ganabas a River, Quilmes, Aldosivi o el rojo. Todos ellos cayeron en nuestra cancha.
La cantidad de recuerdos me es incontable y siento dos cosas fundamentalmente. La primera es que puedo estar la noche entera escribiéndote a vos y la otra es que así lo hiciese, millones de sentimientos los estaría omitiendo. Sos tan grande que hiciste que sienta al barrio de la perla tan propio como siento mi barrio. Tenes la grandeza necesaria para que infle el pecho, me plante frente a cualquiera y diga con orgullo que soy del glorioso Deportivo Norte. Sos esa locura que me lleva a noches de insomnio antes de un clásico, sos esa ansiedad que se siente antes de salir a la cancha, sos mi casa y mis amigos, sos orgullo, historia y gloria. Sos esa gente que ya no está pero desde el cielo hace todo lo posible para que el club no pare de crecer. Sos los pibes de las inferiores y los jugadores de primera que juegan como cada uno de los enfermos que sentimos este amor por vos. Sos el esfuerzo de los padres para llevar a sus hijos a entrenar, los padres y dirigentes que han dejado y dejan su tiempo, su familia, hasta su plata para levantar al club y ponerlo en el lugar más alto que donde se merece estar.
“si todo vuelve cuando más lo precisas, nos veremos otra vez” dice la canción y creeme que era muchísimo lo que te necesitaba, regresaste a mi vida y le agregaste esa cuota de felicidad que le podes entregar vos. Esa felicidad que te da juntarte con unos amigos, idear una peña para darle una mano al club y entre historias poder fantasear con una vuelta al barrio que te vió nacer.
Futsal, primera división, bowling o bolita, pero con estos colores, representando al club que me enamoró, el club que me dio alguna de las alegrías mas hermosas de mi vida, amigos fieles y el orgullo de estos colores, de esta historia, de toda esta gente que te mantuvo, te mantiene y te va a mantener vivo siempre. Hoy siento eso, que las malas ya pasaron, que la tormenta paró y tengo la tranquilidad que somos muchos los que estamos con vos para levantarte cuando te caigas un poco.
Creo que ya me extendí demasiado y voy a tratar de darle un corte a esto. Creo estar hablando por muchos de los que compartimos esta locura y sabemos lo que se siente ponerse esa camiseta, colgar esas banderas, gritar un gol desde adentro o colgado del alambrado. No hay forma mejor de terminar y que me represente mas que una frase de Calamaro que dice algo así como que “Reconosco haber perdido sintonía alguna vez, pero no te deje de querer.” GRACIAS NORTE, POR TU HISTORIA, POR TU BARRIO, POR TU GENTE Y TUS COLORES.



viernes, 22 de marzo de 2013

¿Como imaginar esta guerra sin tu paz?

Hoy, 22-3-13 amaneció un día casi como el resto. El sol brilló en lo más alto de la mañana, el mar estaba calmo y al parecer algo hizo que me despierte cargado de energía. Usualmente no creo en casualidades ni mucho menos. Algo me empujó a despertarme alegre, algo hizo que al menos por hoy, mire mi vida desde otro punto de vista, mucho más llevadero y felizmente esperanzador.
Es cierto que se me anuda la garganta de solo pensarlo, también es cierto que ya se hace complicado escribir entre las nubes que provocan las lagrimas en los ojos y la sensación de deseo por algo tan simple como un abrazo.
Algo en mi se sentía raro por estos días. Hasta pensé que estaba movilizado porque se acerca un nuevo 24 de marzo, otro aniversario del golpe militar pero quizás lo que me sucedía era otra cosa. No fue casualidad que mis ganas de escuchar una y otra vez a Silvio se hagan presentes por estos días, que sienta la miraba cabizbaja, perdida y sin rumbo. Pero no me percate de la fecha, no lo pensé, aunque algo siempre me lo recordaba, me daba señales de que no era un día más. Recordar al gordo Esteban fue una de esas señales, pero creo que el inconsciente se empeño en eliminar un recuerdo, un dolor en el alma.
Sin dudas hoy no es un día más, hoy es 22-3-13 y créeme que hubiese cambiado el sol de la mañana, el mar sereno y el calor otoñal por despertarte de prepo, arrancarte de la cama y regalarte un abrazo, un beso, un “te amo vieja, que tengas un feliz cumpleaños”. Ya son 9 los cumpleaños que te recuerdo sentado junto al mar, que con Silvio de fondo comparto a mi manera un día con vos. Ya son 9 y todos duelen como si fuesen los primeros, porque ya no hay más corridas al centro en busca de regalos, no los escondo en los armarios para que la sorpresa sea tal, la casa no se llena de amigas a las que vos llamabas “las chicas”, el teléfono no suena una y otra vez, ya no hay voces en el living y ya no las va a haber más. Hoy hay un silencio doloroso, acompañado de fondo por Silvio cantando “yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui” (lo que demuestra que las coincidencias no existen, porque así fue tu vida y así pretendo que sea la mía.) y a pesar de esto, casi sin motivos se me dibuja una sonrisa al aparecer una imagen tuya en mi cabeza. Hoy se que ya son 9 los cumpleaños que no podemos compartir, se que son millones las noches que te recuerdo, infinitas las mañanas que cuesta despegarse de la cama, pero también se que el sentimiento esta intacto, se que tus manos son las que me empujan a respirar profundo y salir a la calle a pelearla, a la vida a disfrutar. Son tus ojos los que iluminan mi camino y tus huellas las que voy siguiendo día a día, convencido que es el camino correcto. Hoy es tu sonrisa la que me guía y es el orgullo de ser tu hijo el motor que necesito para vivir y es tu fortaleza mi modelo a seguir, dichoso de haber heredado tu nobleza y esa sonrisa hermosa que demostraste siempre, hasta cuando la vida no dejaba de darte palos.
He aquí mi humilde homenaje en tu cumpleaños, amor de mi vida, mujer inalcanzable, vieja querida. Te amo infinitamente y eso es algo que nada ni nadie lo va a cambiar.-