Pocas veces creo en las casualidades y hoy no es la
excepción. Un nuevo 24 de marzo de avecina y millones de sentimientos afloran.
Cierto dejo de tristeza y bronca, mezclado con un poco de esperanza y
felicidad.
Como dije, poco creo en las casualidades y hoy vuelvo a
confirmarlo. Hoy, el 23 de marzo de 2014 amaneció con un sol resplandeciente,
una ironía si tenemos en cuenta el aniversario que recordaremos mañana 24,
siendo otro año más que nos encuentra pidiendo lo que pedimos hace años,
memoria, verdad y justicia.
Lo que para muchos es un feriado largo más, lo que para
otros es una noche más de “joda”, para mí es un día y una noche de reflexión y
mucha conciencia. En estos momentos, mientras todos piensan a qué boliche ir,
hay muchos que estamos recordando que hace 38 años comenzaba la peor pesadilla
en la vida de nuestro país y por eso mi bronca, por eso mi tristeza.
El sol brilló toda la tarde sobre la ciudad, pegó duro sobre
las imágenes de los compañeros desaparecidos que colgaban del monumento, le dio
un aspecto de “febrero” y de carnaval a este triste y gris marzo. El sonido de
los bombos, el sol en lo alto, la gente juntándose en la plaza, recuperando un
espacio una vez perdido me hizo pensar instantáneamente en que no nos
vencieron, en que nos mataron pero aún seguimos con vida, en que ahora depende
de nosotros, pensé en mi responsabilidad y en la de nuestra generación y volví
a mi casa satisfecho de haber visto mayormente caras jóvenes, nenes muy
pequeños que estuvieron ahí y de a poco se van formando, gente grande que sigue
igual de comprometida y por supuesto, la murga, expresando la alegría de un
pueblo golpeado, pero vivo y tal vez más vivo que nunca, porque la memoria vive
y se propaga con alegría, con platos, parches y patadas al viento.
Porque nacimos de su lucha y porque viven en la nuestra, hoy
más que nunca recuerdo a esos 30.000 detenidos desaparecidos, sin olvidarme de
Julio López y Luciano Arruga, desaparecidos en Democracia.
Por tantos años de lucha, por las rondas en la plaza, por
los palos recibidos, por sus valores, por su fortaleza, porque mantuvieron con
vida la memoria, porque nos abrieron los ojos a muchos y por tantas cosas más,
Madres de la plaza, tantas veces las mataron y ustedes ahí, resucitando, por
eso madres, una vez más el pueblo las abraza.
Federico Alcaráz