miércoles, 15 de junio de 2016

Viva el Harapo señor.-

Que fácil es indignarse por los millones de Lázaro, los de López o los de Niembro sentado al lado de la estufa mientras mirás tu LED de 40 pulgadas.
Seguro sos el mismo que ya no se indigna por los 30.000 desaparecidos, pero pones la bandera de Francia por los atentados. No tengo dudas que no te animaste a poner la de E.E.U.U.porque los que murieron eran putos, no te dieron los huevos.
Estoy casi seguro que lo primero que pensas es "que se vestia como una trola" y por eso la violaron.
Que fácil es todo por acá, sentado con pucho en la mano, atrás de una computadora, despotricando a mansalva, sin pensar.
Y sabemos muy bien que te encanta repetir, porque lo haces a diario. Pero también sabemos que repetís lo que te dicen los medios. Esos que te ocultaron la muerte de Kosteki y Santillán, los que en Malvinas te dijeron que estábamos ganando esa guerra.
Me hubiese encantado verte indignado al borde de la ruta, reclamando por un maestro muerto. Me taparías la boca si te cruzara un 24 de marzo en la plaza o si una vez al año, por lo menos una vez al año, un 29 de febrero, recuerdes el nacimiento de Luciano Arruga. Pero claro, Luciano era negro, villero y a él lo mató la policia porque se negó a robar.
Me chupan un huevo los millones de cualquier forro que usa la función pública para llenarse los bolsillos. Me quedo con las muchas-pocas panzas que lleno Pocho Lepratti, me quedo con la última clase magistral que dió Fuentealba en la ruta, con el periodismo de Rodolfo Walsh, con las pelotas de las abuelas y las madres, con la valentía de los héroes de Malvinas, la fuerza de Norma Pla, con la alegría de los pibes reclamando por la educación pública, con la rabia de los saqueos del 2001, con el ruido de las cacerolas y por sobre todas las cosas con el brillo de esos ojos. Toda la vida me voy a llevar adentro la sonrisa de Ludmila y Adrian y eso si que no lo tapan los millones.
"Federico" fué la primer palabra de Adrián y Uriana se te colgada del cuello cada vez que llegabas a la villa. Tomy te pedía que le quemaras el cable para venderlo porque solo tenía 6 años y el rata te invitaba a cartonear en el carro.
Tal vez elijas seguir indignado por lo millones del estos corruptos, yo elijo quedarme con 6 pibitos intentando abrazarte, todos a la vez en señal de agradecimiento por prestarles atención, por hacer que se sientan alguien, por darles cariño y cuando el panadero del barrio quería, hasta podías darle un cacho de pan o media factura viaja a cada uno.
La vida pasa, vos seguís en tu compu o mirando tele, indignado pero calentito. Se viene un invierno durisímo,pero vas a estar entretenido con el Show mediático, mientras estos pibes chapotean en los charcos escarchados, pero claro. Esto en la tele jamás vas a poder verlo.



martes, 17 de mayo de 2016

El Príncipe

Por estos días mucho se lee, mucho se ve. Mucha nostalgia porque te vas, porque no te vas a poner nunca más la celeste y blanca. Por mi lado, la mezcla es rara, el destino quiso que tu carrera de futbolista, coincida con la mia como hincha. Si bien somos hinchas desde que nacemos, creo que todos tenemos ese momento en que recordamos que empezamos a seguir al club.
A finales de los 90, con la quiebra, ahí empezó este idilio hermoso por el club. Con tan solo 8 o 9 años, solo quería donar mis ahorros que no eran más que 10 pesos para el club que se caía. Y ahí, en ese contexto, surgiste vos. Muchos dicen que como príncipe, pero para mí, sin dudas fuiste un héroe desde el primer momento. Ya casi nadie se acuerda del gol a Colon para salvarnos de la promoción.
Y fue así como esta historia, la tuya como futbolista y la mía como hincha fueron casi de la mano. Te fuiste a Europa, y todavía recuerdo festejar esos dos goles por la Champions como aquellos del 2001 con el Racing Campeón.
El tiempo transcurrió, vos en Europa ganando títulos y tu gente acá, bancando el gerenciamiento, los malos campeonatos, los planteles de poca talla y las tribunas colmadas. El tiempo no pasó para vos, no cambiaste tu fisionomía, ni tu amor por el club y su gente, y fue así que un día volviste.
Que estabas roto, que venias a robar, que ya no podías darle nada al club…Pobres ilusos.
Volviste y fuiste distinto. Jugabas de primera, estabas un segundo adelantado y festejabas cada gol como cualquier hincha que tuvo la suerte de calzarse la celeste y blanca para entrar a la cancha.
Volviste y saliste campeón, el resto... El resto ya no existe. La épica de salir de los suburbios de la historia del club más sufrido, coronarse en lo local, conquistar el mundo y volver por más gloria le da un broche de oro a tu carrera. Me quedo con tu gol a Colon, tu festejo contra los amargos en la construcción, las puteadas con tu hermano, poniendo siempre, pero siempre al club primero. Me quedo con ese festejo en cancha de Velez y con el hermoso recuerdo de tus lágrimas en cancha de Racing, devolviéndole a tu gente ese cariño que te dio, regalándole un campeonato luego de 13 años.
Porque en el “pan y queso” del barrio te elijo siempre primero, porque al futbol se juega por amor y porque al club se lo defiende con la vida. Porque es necesario putear, llorar y reir por los colores, porque si lo queres, dejas todo de lado. Ni la familia, ni los millones pudieron con semejante sentimiento.
Y en este último partido “Cuando salgas a la cancha, quiero verte como antes, con la frente bien alta y el corazón hecho espada. Que dejes atrás la pálida y que salgas adelante, con el cuchillo entre los diente y ese fuego en la mirada”,

Por todas las alegrías, eternamente gracias Diego


viernes, 18 de diciembre de 2015

17-12-15

Y así sin darme cuenta, me vuelve a sorprender otro 17 de diciembre, es el numero 11 y aunque los años hacen que todo nos duela un poquito menos, por estos días la tristeza me invade poco a poco.
Gente que te conoció muy bien dice que nos parecemos, que tenemos esa sensibilidad social, esa preocupación por el otro, por los que menos tienen, por los desprotegidos y aunque tengo pocos recuerdos, creo haber captado a la perfección todas tus enseñanzas. Lo hiciste a tu manera, con música, con alguna charla, con el ejemplo, con tu forma de ser y tu solidaridad.
Me ligaste a las causas nobles ese día que viniste con el VHS del acto en la ex ESMA en tu último regalo, pero también lo hiciste de muy chico cuando escuchábamos juntos a Pablo cantando que “En una hermosa plaza liberada, me detendré a llorar por los ausentes” y fue así que desde que te fuiste, cada 24 de Marzo estoy en la plaza recordando a los 30.000 desaparecidos.
Fuiste quien me acompaño en la vuelta olímpica más hermosa, pero me quedo con la que me hacía pensar, la que me mostraba, con tan solo 9 años lo que pasaba en el país allá por el 2001 y no tengo dudas que es esto lo que hoy me duele tanto. Saber que inevitablemente vamos a vivir algo similar me hace revivir aquello tan feo.
“Dicen que me arrastrarán por sobre rocas, cuando la Revolución se venga abajo” dice Silvio y que “En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste” dice mi pecho, por tu fortaleza que ahora es mía, por todo lo que me enseñaste y seguís enseñando, por lo poco que vivimos juntos pero mucho más por eso que me hubiese gustado que compartas conmigo.
Porque de alguna manera sentía que caminabas conmigo hasta la villa a tratar de cambiarle aunque sea un poco la vida a los nenes, porque en ellos veía a esos nenes que en 2001 morían de hambre y el morbo de la TV los mostraba en vivo.
Porque el 24 de diciembre de 2001 sentiste un “pinchazo en la espalda” que no era más que un maldito cáncer de pulmón que empezó a llevarte. Porque ese día empezaste una lucha incansable contra la enfermedad más puta de todas y jamás bajaste los brazos, jamás diste un paso atrás y jamás te quejaste por el dolor.
Me enseñaste a cambiar dolor por alegría y pálidas por lucha. Me enseñaste a ser buena persona, a poder mirar a quien sea a los ojos. Hiciste que se me infle el pecho al hablar de vos y aunque duela no poder compartir infinidad de cosas, me sonrío de pensarte y aunque la tristeza me invada, yo se que estás acá, porque jamás me olvidé de vos.
Se vienen tiempos difíciles, como aquellos que te tocó vivir. Hoy no estás acá, pero estamos quienes tomaron tu bandera, esa que quiere lo mejor para las mayorías, para los más humildes, para los “negros” y para los laburantes. Acá estamos nosotros, la semilla que plantaste y ya creció, guiado por la luz de la estrella que más brilla que sin dudas sos vos, teniendo bien en claro por dónde y para donde caminar.

“No es perfecta, más se acerca a lo que yo, simplemente soñé.” Ayer, hoy y siempre, viejita.



viernes, 8 de mayo de 2015

Quedamos los que puedan sonreír.-

Intento no caer en la idea trillada de que estás en cada momento al lado mío, pero realmente pocas veces te sentí tan cerca como por estos días.
El otoño y las hojas cayendo de los árboles le daría un tono un tanto poético a estas palabras, tal vez harían un poco triste el relato, pero como siempre, sos vos la que cambia mis días, la que hace que este frío otoño marplatense se convierta en un hermoso verano donde el mar brilla todos los días por el resplandeciente sol y que por las noches la luna hace cada vez más ancho ese camino de luz que se pierde en el infinito, donde seguro estás vos.  
Hoy no hay ejercicio más lindo que recordar tu sonrisa o tu mirada y encontrar allí millones de recuerdos que sin dudas, son una energía extra seguir día tras día. Tu impronta incorruptible, tus ideas, tu sensibilidad y tu rudeza. Dar todo por el otro, dejar la vida por lo que creemos justo. La frente bien alta, el cuchillo entre los dientes, el corazón hecho espada y ese fuego en la mirada. Todo lo que me queda tiene que ver con vos.
El otoño no es tan triste porque te encuentro a cada paso que doy, porque te siento acá, porque el recuerdo es constante y la marca tuya en mi es imposible que el tiempo logre borrarla. Me pongo a hilar fino y reparo en los detalles, pienso en los momentos donde te necesité y sin dudas, desde algún lugar, me tiraste un centro.
Bastó con abrir los ojos, pensar en vos, en tus convicciones, en tu visión del mundo para comenzar a desandar los caminos de una profesión comprometida, donde “el otro” es más importante que yo. Porque de chiquito me hiciste escuchar que “son los sueños todavía los que tiran de la gente” me interné durante varios meses en una pequeña villa, a intentar cambiar la realidad de algunas familias y en eso estamos aún.
Comprendiste que como dije siempre, tu partida tan rápida hizo que todo el amor, el cariño y los abrazos que tenía para vos, ahora no tenía a quien dárselos. No tengo duda que siempre fuiste una adelantada, alguien que podía ver más allá y por eso me pusiste en el camino, el desafío de ser padrino de una hermosa personita, a quien intento darle todo el amor y el cariño que me enseñaste a dar vos, y porque no, el que no te pude dar a vos en este tiempo, que es mucho.
Y ahora sí comprendo, que estas en la sonrisa de Benicio, en cada pequeño progreso, en la alegría que me genera verlo crecer. Estas en cada grito de gol, en cada tribuna acompañándome siempre con el Depor. Te veo en Gon y en Papá, tan distintos pero tan unidos siempre y eso no sería posible si no fuese por vos.
Siento tu orgullo por la carrera que elegí, pero lo que más siento es la sensación de que “entendí” lo que me quisiste dejar en esos pocos 13 años que tuve para conocerte. Me llevo para siempre el tesoro más rico que es el de los ideales, las convicciones. Me quedo con tu hermosa cualidad de dar, de hacer el bien sin mirar a quien, de ser justa y proteger al más débil.
Tengo claro que el trayecto entre la sede de la Tupac hasta “el ombú” lo pateas al lado mío, que aunque no te pueda ver, estas al lado o mejor dicho estas dentro mío, porque tu mirada ahora es la mía, porque tu sonrisa me la dejaste cuando te fuiste y porque fuerza es la que me mueve.
Por estos días escucho que “recordar es soñar para adelante” y que lindo soñarte todos los días, aunque a veces duela un poco la idea de pensar en cómo sería todo si estuvieses acá, pero confió en que todo esto sirvió para “endurecerse sin perder la ternura jamás” como decía el Che.

Solo me queda agradecerte, por mostrarme siempre que no todo es tan malo, que cuando te busco te encuentro en cada detalle, que por más que ya no pueda verte, al lado mío caminas día a día. El otoño perdió su tristeza, el sol y la luna no dejan de brillar, últimamente los días fríos no son tan crueles y el futuro es próspero porque ahí te veo a vos y porque en los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, por todo esto te debo la vida y te amo por y para siempre, viejita.-    


viernes, 20 de febrero de 2015

Carta a Silvio.

Federico:

No tengo idea si estas palabras van a llegar a destino, no se si algún día vas a poder leer este mensaje. Pero en la fantasía de un simple joven argentino va a quedar arraigada la idea de que si leiste estas palabras y un sentimiento de alivio va a ser el que sienta.
Me decido a escribirte porque siento una deuda enorme contigo, con tu pueblo, con tus letras, con tu poética y principalmente con vos. ¿Por qué? Muy facil, yo perdi hace ochos años a mi madre, cuando yo tenia solo 13 años. Desde ese momento el sentimiento de tristeza y la sensación de lejanía, sabiendo que nunca más voy a poder escucharle la voz, sentir un abrazo, compartir un momento, son cada vez más fuertes. ¿Qué tendrás que ver vos en toda esta triste historia? Más de lo que crees. Mis momentos junto a mi madre hoy en día, son cuando escucho tus canciones, cuando me detengo a leer atentamente tus letras. Es imposible no recordar esas jornadas de limpieza general de la casa, donde toda la familia cooperaba en tareas domesticas y lo único que se oía eran tus canciones, recuerdo como si fuese hoy la imagen de mi madre cocinando mientras que de fondo se escuchaba "Oleo de mujer con sombrero". No creo en Dios, él no estuvo a mi lado cuando perdí a mi vieja, por eso no le agradezco a él y si lo hago contigo, porque una de las herencia más ricas que me dejo mi madre fueron tus canciones, sus ideales, sus convicciones, sus ejemplos, el amor por el pueblo cubano, la figura del Che y la de tantos artistas de mi país como Leon, Mercedes o Victor. Tus letras me identifican muchisimo, tanto que mi proximo tatuaje dirá "Yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui." y lo voy a hacer en forma de reconocimiento a ti, en forma de recuerdo de mi madre y porque mi corta vida fué así, sin saber que era el destino, arreglandomela solo desde que tenia solo 13 años y había que despertarse solo para ir a estudiar. Lográs que sienta a mi madre aún presente, y eso es digno de agradecimiento, por eso decidí sentarme a escribirte estas lineas, obviamente con canciones tuyas de fondo. Gracias por tantos momentos lindo, por tantos recuerdos que se disparan con un par de acordes y tantas lágrimas de emociones que se derraman cuando escucho ciertas canciones. Hasta la victoria siempre, Silvio ! Ojala puedas leer algo de todo esto que te escribí, muchisimas gracias. Federico


Silvio:

Muchas veces he dicho que las canciones tienen vida propia y es precisamente por lo que me cuentas. Uno las hace y ellas se van a recorrer el mundo, acompañando a las personas, cada cual en su momento y circunstancia, y el que las hace no imagina en cuantas alegrías y dramas participa sin querer. Sinceramente me alegro mucho de que mis canciones te hagan sentir presente a tu mamá; es una función que nunca les hubiera imaginado… A veces uno duda de la utilidad de lo que hace. Son momentos oscuros que a veces se atraviesan. Por eso te agradezco mucho que me hayas hecho saber hasta qué punto, sin darse cuenta, uno puede llegar a hacer el bien. Es una noticia que despierta no sólo la confianza, sino también los deseos de esas otras veces en que podemos hacer bien conscientemente.
Por cierto, yo tengo un hijo que se llama como tú.
Un fuerte abrazo.

Silvio 

miércoles, 18 de febrero de 2015

18 F YO FUI

No hace falta ser un experto para saber que para que exista la oscuridad, es necesaria la luz. Para que exista el color blanco, debe existir el color negro. No hay Boca sin River, ni izquierda sin derecha. No existen héroes sin villanos. Abundan los ejemplos de opuestos y hoy parto de los opuestos para fijar mi posición.
Hoy es el tan esperado 18 F, algo muy similar al importado 11S de los Estados Unidos y su “ataque terrorista” sobre las torres gemelas. Hoy la plaza de mi ciudad se colmó de gente, en su mayoría de personas mayores, me atrevería a decir que en más de un 95 %, los concurrentes a la “marcha del silencio” eran mayores de 50 o 60 años. Pocos jóvenes en dicha marcha y eso es todo un símbolo, porque como menciona Silvio: “Nadie es más altruista que un joven, porque nadie tiene menos que perder que un joven. No tiene nada, solo sus ideales, sus ansias, sus deseos de libertad y de justicia.”
De a poco me va cerrando todo, ahora entiendo porque la falta de jóvenes en la plaza, el por qué de las vestimentas importadas, los peinados dignos de un comensal de la mesa de Mirtha, los caniches toy en los brazos de las señoras, los gorros y tapados de piel bien ostentosos. De a poco comprendo el por qué de tanto auto importado en los alrededores, de a poco entiendo los intereses perseguidos detrás de las consignas que hoy se pregonaban.
Hoy me hago cargo del afiche “18 F YO VOY” porque es así, yo estuve. Porque como decía al principio, es necesario conocer el color negro, para declararse blanco. Es necesario conocer para hablar, es necesario no dejarse llevar por lo que nos cuentan.
Yo fui parte del 18F, fui parte para decir que por suerte me encuentro en la vereda de enfrente, fui parte para decir que no me representa en lo más mínimo ninguno de los nefastos participantes como por ejemplo el Juez Hooft, tampoco me representan las consignas ni las pancartas tan poco espontaneas. Porque hoy me di cuenta que YO NO SOY NISMAN.
Celebro la marcha desde un punto de vista democrático, pero vuelvo a repetir que tengo la suerte de estar en la vereda de enfrente. A mí no me interesa tocar cafecito en La Fonte D´oro, prefiero un mate cocido en la villa, tampoco quiero un auto importado, con mis dos pies me alcanzan para marchar por las causas justas y nobles, pero no por esta. Exijo justicia por la persona fallecida, por su familia, pero me es inevitable pensar que NUNCA VOY A SER NISMAN.
Yo marcho los 24 de marzo desde hace varios años, recuerdo a los caidos en Malvinas. Yo soy Luciano Arruga, Kosteky, Santillan, Mariano Ferreyra, los 194 pibes de cromañon. Soy los 30.000 desaparecidos, Las Madres y Las Abuelas, soy Pocho, Fuentealba, Cabezas, Favaloro. Soy Julio Lopez, las víctimas de las inundaciones en Santa fe y La Plata. YO NO SOY NISMAN. Prefiero ser esos que escracharon represores, prefiero ser un docente más luchando por una educación digna, prefiero ser el familia de esa víctima del delito o el transito, el familiar de aquellos que fueron víctimas de “los hijos del poder”, elijo ser el vecino fumigado, el pueblo originario desterrado y masacrado. Hoy elijo ser la voz de aquellos que no tienen voz, porque no son fiscales, porque no tienen el poder, porque son pueblo y por el pueblo ellos no salen a reclamar. Hoy elijo volver un rato al 2001 y cambiar el café en el La Fonte por una olla popular con olor a guiso, cambio el olor a perfume importado por ese olor a barro.
Hoy, muchos de los que reclamaron justicia por el fiscal Nisman, miraron para otro lado cuando en una ruta mataban a Fuentealba, no exigieron la aparición de un pibe villero que se negó a robar para la policía bonaerense, jamás los vi recordando a los 30.000 desaparecidos los 24 de Marzo. Nunca vi esos autos importados en una manifestación docente, mucho menos en una manifestación estudiantil. Ellos tienen autos de miles de pesos y poco les importa si el boleto de colectivo esta $4,80.
Una plaza, mucha gente, banderas argentinas, el himno sonando y la sensación es totalmente distinta. Hoy, la misma fue de bronca, de asco y no por el himno en sí, sino por el contexto, por la poca popularidad de la manifestación.
Una plaza, mucha gente, banderas argentinas, ojos vidriosos, juventud, esperanza, conciencia, pedido de justicia, memoria y verdad, el himno cantado por miles de personas un 24 de marzo, hicieron que las lágrimas no tarden en aparecer, el nudo en la garganta se aprete más y más, todo esto me demuestra de qué lado quiero estar y sin dudas es del lado de las causas nobles.
No quiero ser Nisman,  prefiero ser un pibe que realmente hace algo por cambiar este país. Quiero ser un trabajador, un estudiante de la universidad pública, un vecino solidario. Prefiero ser los pibes de la villa “el ombú”, prefiero dejar de lado mis intereses particulares para darle lugar a los intereses colectivos

Porque nadie fue Luciano, nadie es el pueblo QOM, nadie fue Fuentealba, porque nadie fue “los nadies” del 2001, ni los 30.000, hoy YO NO SOY NISMAN, NI AQUELLOS QUE HOY MANCHARON LA FRASE NUNCA MÁS. 

        

miércoles, 21 de enero de 2015

Por quien merece amor.-

Un reto, un nuevo desafío, tal vez uno de los más importantes y trascendentes en la vida de una persona y es sin duda cambiar la de otro u otros seres humanos. Un pequeño grano de arena en este mundo, quizás algo “insignificante” para muchas personas que intentan desanimarnos, pero nadie es más altruista que un joven, porque nadie tiene menos que perder que un joven. No tiene nada, solo sus ideales, sus ansias, sus deseos de libertad y de justicia.
Por eso mismo me embarco en esta aventura, por esto apuesto a un futuro distinto, a un mundo mejor, a no conformarme con lo que tengo, a ir en busca de un futuro más justo, a ver mi pequeño mundo modificado y creo que ese es el propósito de mi existencia en este mundo.
No hacen falta alas para alzar el vuelo, dice Silvio pensando en el Che y logra hacerme pensar en él. En su épica, en eso con lo que contamos los jóvenes que son nuestros ideales, en su utopía, en lo que genera su figura, en todo lo que inspira su mirada y las sensaciones que provoca su voz.
Nadie dijo que será fácil, porque lo más terrible se aprende enseguida, pero lo hermoso nos cuesta la vida. Las piedras en el camino no van a tardar en aparecer, pero las mismas las vamos a saltar, las vamos a patear, las vamos a correr, pero jamás vamos a dar un paso atrás.
La victoria hoy es poder cambiar el mundo de algunos nenes de una villa en primer lugar, luego ir por más. Hoy mi victoria es ver esas sonrisas, es ver esos ojos brillosos jugando, creciendo y formándose para que no sean víctimas de este sistema perverso.
“La esperanza de un mundo mejor, porque ya las masas saben que se puede. Saben que efectivamente, a través de su lucha sostenida, lleno de sacrificios que demanda  densidades enormes, que demanda incluso años pero que a través de todo eso, se puede llegar a la victoria.” Y que así se haga. Vayamos en busca de esa victoria, de la pequeña, de la enorme, de la que sea, pero que sea nuestra.
El futuro es incierto y a veces da un poco de miedo eso, pero en estos momentos busco buenos ejemplos, busco esos faros que guían mi camino, que marcan el rumbo. Persevero y no tengo duda que triunfaré, porque ellos se lo merecen, porque a ellos les robaron todo antes de nacer, ellos son los hijos y los nietos de muchos años de corrupción, son los hijos del liberalismo y del neo liberalismo.

Por el compromiso asumido, por esos pibes, por su futuro, por esas sonrisas, por esos abrazos que emocionan, por esas miradas que dicen sin hablar pero mucho más, “por quien merece amor”.