Por estos días mucho se lee, mucho se ve. Mucha nostalgia
porque te vas, porque no te vas a poner nunca más la celeste y blanca. Por mi
lado, la mezcla es rara, el destino quiso que tu carrera de futbolista,
coincida con la mia como hincha. Si bien somos hinchas desde que nacemos, creo
que todos tenemos ese momento en que recordamos que empezamos a seguir al club.
A finales de los 90, con la quiebra, ahí empezó este idilio
hermoso por el club. Con tan solo 8 o 9 años, solo quería donar mis ahorros que
no eran más que 10 pesos para el club que se caía. Y ahí, en ese contexto,
surgiste vos. Muchos dicen que como príncipe, pero para mí, sin dudas fuiste un
héroe desde el primer momento. Ya casi nadie se acuerda del gol a Colon para
salvarnos de la promoción.
Y fue así como esta historia, la tuya como futbolista y la mía
como hincha fueron casi de la mano. Te fuiste a Europa, y todavía recuerdo
festejar esos dos goles por la Champions como aquellos del 2001 con el Racing
Campeón.
El tiempo transcurrió, vos en Europa ganando títulos y tu
gente acá, bancando el gerenciamiento, los malos campeonatos, los planteles de
poca talla y las tribunas colmadas. El tiempo no pasó para vos, no cambiaste tu
fisionomía, ni tu amor por el club y su gente, y fue así que un día volviste.
Que estabas roto, que venias a robar, que ya no podías darle
nada al club…Pobres ilusos.
Volviste y fuiste distinto. Jugabas de primera, estabas un
segundo adelantado y festejabas cada gol como cualquier hincha que tuvo la
suerte de calzarse la celeste y blanca para entrar a la cancha.
Volviste y saliste campeón, el resto... El resto ya no
existe. La épica de salir de los suburbios de la historia del club más sufrido,
coronarse en lo local, conquistar el mundo y volver por más gloria le da un
broche de oro a tu carrera. Me quedo con tu gol a Colon, tu festejo contra los
amargos en la construcción, las puteadas con tu hermano, poniendo siempre, pero
siempre al club primero. Me quedo con ese festejo en cancha de Velez y con el
hermoso recuerdo de tus lágrimas en cancha de Racing, devolviéndole a tu gente
ese cariño que te dio, regalándole un campeonato luego de 13 años.
Porque en el “pan y queso” del barrio te elijo siempre primero,
porque al futbol se juega por amor y porque al club se lo defiende con la vida.
Porque es necesario putear, llorar y reir por los colores, porque si lo queres,
dejas todo de lado. Ni la familia, ni los millones pudieron con semejante
sentimiento.
Y en este último partido “Cuando salgas a la cancha, quiero
verte como antes, con la frente bien alta y el corazón hecho espada. Que dejes atrás
la pálida y que salgas adelante, con el cuchillo entre los diente y ese fuego
en la mirada”,
Por todas las alegrías, eternamente gracias Diego
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